viernes, 9 de septiembre de 2011


Snorre era bajito. Cualquiera podía darse cuenta.


En general ya se había acostumbrado. Su estatura no era tan molesta: era escurridizo, podía meterse por sitios pequeños, y... Bueno, supongo que más cosas.


Pero en momentos como aquel, quería ser alto. Porque odiaba no alcanzar a los sitios. 


 - ¡Cállate, caracaballo!


Tjure estaba riéndose apoyado en el árbol, el mismo árbol en cuya rama se había enganchado el casco de Snorre. El carpintero llegaba perfectamente a alcanzarlo, y podría ayudar a su compañero.


Pero, naturalmente, no lo hizo.


Era demasiado divertido ver a Snorre saltando desesperadamente, con sus cabellos rubios alborotados invadiendo su cara como siempre hacían, sólo que ésta vez era especialmente molesto para él.


 - Salta más alto, enano. - le decía simplemente, y volvía a reír.


 - ¡Eres un idiota!


 - Si dejases de quejarte y saltaras más alto lo cogerías.


Snorre gruñó. No podía llegar, y a Tjure no le costaba nada ayudarle. Aunque sí era cierto que en parte no quería que le ayudase, no quería verse necesitado ni vulnerable. ¿No quería echarle una mano? Bien. Ya se las apañaría para recuperar el casco.


Siguió saltando.


Ni si quiera se acercaba, y cada vez estaba más cansado.


 - No puedo. - jadeó.


 - Claro que puedes, pero eres un inútil y te crees que no.


Snorre le miró furioso. Clavó los dedos en las palmas de sus manos, intentando resistir la tentación de ir allí y pegarle una patada. Era un antipático, y podría haber salido del bosque hacía rato si a él le diese la gana ayudarle y hacer algo bueno por un vez en su vida.


 - ¡No llego!


Pero Tjure se limitó a reír. Él estaba tan enfadado que saltó una vez más, con tal rabia que llegó a tocar la rama y a sacudirla. El casco cayó poco después, al su lado. Debería haberse alegrado de recuperarlo, pero estaba tan malhumorado que se lo puso sin alterar su mueca de disgusto.


 - ¿Lo ves, cabezota? - exclamó Tjure, con una expresión indiferente. - No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni si quiera yo. Si quieres algo cógelo y punto.


Bueno, de alguna forma le había ayudado. 
Pero no pensaba darle las gracias, era suficiente con admitirlo.










2 comentarios: